De aquí a poco tendré la posibilidad de viajar a los Estados Unidos de América. No puedo decir que sea un sueño cumplido para mi, pues aunque me apetece mucho el viaje, no era el destino predilecto en mi lista de viajes pendientes (¿por qué vas entonces os preguntaréis muchos?) y me daba bastante pereza en gran parte debido a todas las historias (leyendas urbanas o no) que se oyen sobre los problemas para atravesar la frontera del mismo: que si registros exagerados, que si interrogatorios desmedidos, que si coincidencias de nombres con narcos y terroristas, que si parecido físico a nuestros vecinos árabes...
Tontería o no, a mi todo eso me echaba para atrás. Sin embargo he decidido ser fuerte moralmente y hacer caso omiso de todas ellas y basarme en las historias reales de amigos y conocidos que han estado por allí últimamente y que no han tenido ningún tipo de problema como los mencionados arriba.
Y una vez quitados los problemas de coco, tocan los problemas de papeles reales... ah, que no hay que hacer visado? Pues no, también en contra de mis falsas creencias no es necesario hacer visado para visitar EEUU como turista (hasta 90 días). Todo lo necesario es un pasaporte en regla y relativamente moderno (hoy en día prácticamente todos son de los nuevos) y rellenar un
formulario por Internet. Este formulario es la versión moderna del papelito que antes era necesario rellenar en el avión antes de aterrizar y dónde se preguntan cosas como si somos o hemos sido terroristas o espías, si tenemos enfermedades graves y contagiosas o si hacemos uso de nuestra inmunidad en caso de problemas.
Bueno, el caso es que quitando la tontería de las preguntas, una vez queda rellenado con nuestros datos básicos y número de pasaporte, automáticamente (al menos en mi caso) se le confirma a uno que es apto para viajar a EEUU. Eso sí, avisando de que tendremos que pasar por (mis temidos) agentes de aduanas quienes tendrán la potestad de denegarnos el acceso una vez allí.