Todo empezó una mañana en la que, no recuerdo por qué motivo, apagué el despertador y me di la vuelta en lugar de levantarme, que sería lo suyo. Hasta aquí, todo normal, no creo que sea el único que haga eso más de una mañana. Pero cuando la anécdota se empieza a convertir en práctica... malo. La situación además ya no es sólo que se repita el proceso de apagar, darse la vuelta y dormir... no. La situación ha empeorado paulatinamente hasta llegar al punto preocupante de romper relaciones completamente con el despertador: el ignora mi sueño y suena y yo ignoro sus pitidos y duermo.
Cada noche nos reconciliamos, yo acaricio sus botones y le programo para la mañana siguiente. Él a cambio me da música mientras yo me quedo dormido. Sin embargo algo sucede a lo largo de la noche que hace que cualquier rastro del cariño nocturno desaparezca y que volvamos a la misma historia de cada mañana.
¿Tendrá esto solución o por el contrario estoy destinado de por vida a no entenderme con el despertador?
Por si alguien piensa que pueda estar sufriendo el mismo problema, aquí dejo algún otro de los síntomas con los que me he ido encontrando en esta trayectoria:
- Los lunes el efecto del sueño parece multiplicarse.
- Las mañanas después de haber practicado algún deporte, el despertador parece que suena más bajo, tan bajo que es apenas perceptible por el oído del durmiente.
- El frío del exterior de la cama acentúa el sueño de una manera directa.
Buenas noches
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