A Riofrío se llega a través de la A-92, carretera de Málaga, y tras pasar Loja. Los fines de semana a la hora de comer se encontrará con que los aparcamientos de la entrada del pueblo están hasta arriba de coches debido al atractivo que representan su cantidad de restaurantes que sirven trucha en sus distintas variedades.
Un puesto de información situado junto a los parkings nos puede ayudar a conocer un poco más el entorno o a resolvernos alguna duda acerca de la localidad, pero tampoco se puede pedir mucho más de lo que se expone en los panfletos y libros que venden. El puesto de información sólo está abierto por las mañanas y los fines de semana.
La visita al pueblo en sí no requiere de demasiado tiempo: un paseo entre los dos ríos que en el municipio confluyen, el Salado y el propio Riofrío, nos mostrará una de las piscifactorías por un lado y las truchas en libertad por el otro, y siguiendo hasta el final, el nacimiento del río que da nombre al lugar, tras el "parque Sauces" y el "Lago Patos". Después, la visita a uno de sus restaurantes es casi obligada. En todos ellos podremos encontrar trucha preparada de diferentes maneras a un precio bastante asequible (sobre los 7€/plato), sólo hay que darse una vuelta y consultar las cartas expuestas a las puertas de los negocios para elegir el que más nos guste.
Por los alrededores del pueblo existen al menos dos rutas que se pueden hacer y presentes en el libro "14 Rutas por el entorno de Loja" que se puede comprar por 5 euros en la oficina de información. Nosotros optamos por realizar parte de la ruta del río Salado, o ruta de la sal. Aunque la recomendación es comenzar en el nacimiento del mismo y terminarla en el propio Riofrío, nosotros no pudimos por el tiempo y la realizamos partiendo desde y llegando hasta Riofrío. La ruta tiene unos 10 km de ida, aunque nosotros nos quedamos antes de la mitad del camino, bajo los puentes de la vía del tren que pasa por Atajea. La ruta va siguiendo aproximadamente el curso del río, eso sí, sin ningún tipo de señalización, algo que se echa en falta.
Se sale del camino que cruza el río un poco antes de llegar a una cancha de deportes municipal. El puente tiene una cadena para evitar el paso de vehículos pero se puede cruzar sin problema. Justo en frente del puente en la calle asfaltada de un poco más arriba hay una fuente donde se puede coger agua para el camino. El camino sigue sin dificultad unas veces más cerca del río y otras menos, entre olivares casi todo el tiempo.
Se pasa por delante de un molino abandonado y de una casa en medio del campo (¿cortijo?). Ya casi llegando a Atajea, hay que coger el camino que se ramifica hacia la derecha y un poco antes de llegar de nuevo a los olivos, se puede uno aproximar al propio río para seguir por él la ruta. No es demasiado sencillo pues hay que cruzarlo en un par de ocasiones para seguir adelante. Hasta este punto llegamos nosotros, justo debajo de los puentes del tren. En el agua se podían observar las piedras con incrustaciones de sal que es arrastrada por el agua desde su nacimiento y que hacen que apenas haya vegetación en sus márgenes.
La otra posible ruta transcurre en sentido contrario y va desde el nacimiento del Río Frío hasta su desembocadura en el Genil. Al poco de dejar el pueblo atrás se pueden observar las piscinas artificiales donde son criados los esturiones que dan el famoso caviar antes mencionado. Esto supongo un buen rato de entretenimiento viendo a los peces, de un tamaño enorme, saltar de vez en cuando.
Esturión saltando en la piscina de Riofrío |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios son bienvenidos ;)